La “solución Corea”: el plan de EE. UU. para frenar la guerra en Ucrania

Un plan con ecos históricos.
Estados Unidos ha puesto sobre la mesa una propuesta para detener la guerra en Ucrania inspirada en el modelo que puso fin al conflicto entre las dos Coreas en 1953. El esquema plantea que las tropas ucranianas se retiren de cerca del 30% del territorio de Donetsk aún bajo su control, convirtiéndolo en una zona desmilitarizada y económica libre, donde Rusia no podría ingresar.
La posición de Kiev.
El presidente Volodímir Zelenski confirmó que Washington presentó esta idea en el marco de las negociaciones de paz. Subrayó que cualquier cesión territorial debe someterse a referéndum o elecciones en Ucrania. “Si algunas tropas se retiran y otras permanecen, ¿qué evitará que las rusas avancen o se infiltren?”, cuestionó.
La propuesta genera desconfianza en la población ucraniana, que teme que se convierta en una ventaja estratégica para Moscú.
Europa y los riesgos de un “conflicto congelado”.
Alemania, Francia y Reino Unido han participado en la revisión del plan y muestran apoyo condicionado a garantías internacionales sólidas. Sin ellas, advierten, la iniciativa podría derivar en un conflicto congelado, similar a los casos de Transnistria o Abjasia, donde Rusia mantiene control indirecto.
Zona económica libre: oportunidad o riesgo.
El componente económico busca transformar un frente activo en un polo de inversión y reconstrucción. Sin embargo, expertos señalan que sin seguridad jurídica, control institucional y supervisión internacional, el atractivo para inversores es limitado.
Condiciones para una DMZ viable.
Las experiencias más exitosas de zonas desmilitarizadas requieren:
- Líneas de armisticio claras.
- Fuerzas internacionales con mandato definido.
- Sistemas de inspección y sanción ante violaciones.
Sin estos pilares, la propuesta corre el riesgo de convertirse en una “zona gris” bajo influencia rusa.
El plan estadounidense busca un “off‑ramp” negociador que reduzca la violencia y abra la puerta a la reconstrucción. Pero sin garantías robustas y validación democrática en Ucrania, la llamada “solución Corea” podría ser vista más como una concesión peligrosa que como un camino real hacia la paz.



