Apertura de la embajada de Estados Unidos en Jerusalén genera ola de protestas
Durante la celebración de la independencia del estado israelí EE.UU. inaugura su sede diplomática agudizando el conflicto palestino

A pesar que hoy es día de celebración para Jerusalén, mañana su contraparte palestina conmemora la Nakba, eventos sucedidos el mismo año y con consecuencias diametralmente distintas para ambas naciones, los primeros promulgan su independencia y el reconocimiento internacional de Israel como estado libre y soberano y los segundos conmemoran el día de la “Catástrofe”, que entre palestinos revive el desalojo de sus habitantes de sus casas por el establecimiento de la nación hebrea en 1948.
Estados Unidos inaugura la sede de su embajada en Jerusalén, el mismo día que Israel festeja su independencia como medio de coacción sobre la comunidad palestina, manteniendo su política de bullying diplomático que desde su llegada a la Casa Blanca a emprendido, causando el resurgimiento y recrudecimiento de los conflictos en toda Asia.
En el reciente mes de diciembre el presidente norteamericano Donald Trump, en concordancia con lo requerido por Israel, decidió dar reconocimiento a la nación hebrea y a su petición de convertir a Jerusalén como capital de esta nación, esta declaración de inmediato creó en la comunidad internacional el revuelo ya esperado por la administración de la casa blanca.

Jerusalén es una ciudad en eterna contienda
La Palestina de ese entonces, se encontraba bajo gobierno del imperio británico debido a la anterior división del imperio otomano, posterior a la primera guerra mundial, en lo que hoy conocemos como Turquía, Irán, Siria, Líbano, Palestina, Irak, Yemen, Egipto, Arabia Saudí entre otro que fue dividido y repartido entre los países de la comunidad de naciones, antecesora de la ONU. Estos son los países que desde 1923 hasta la fecha han sido el quebradero de cabezas de occidente.
Luego del fin de la segunda Guerra Mundial se creó el organismo mundial que debería velar por la estabilidad internacional, para 1947, en un Asamblea General la ONU se afirmó la creación del estado de Israel y en esa misma asamblea lo aprobó con la disensión de los países árabes, a partir de ese hacho, el territorio fue dividido en dos una parte Palestina y otra israelí, con una sede neutral en Jerusalén.
Posterior a estos hecho y proclamado el estado de Israel en 1947 se desató la guerra árabe israelí entre judíos y varios estados árabes que, pese a la resistencia árabe, terminó siendo ganada por hebreos en 1949, tomando así parte del territorio palestino y anexándolo a su causa. Esta contienda ya circunscrita a las fronteras de Israel, pero constante y cotidiana provocó que la nación judía lanzara un ataque preventivo en 1967, que se transformó en la Guerra de los Seis Días entre Israel y una coalición árabe configurada por Egipto, Siria, Jordania e Irak. Este combate fue perdido irremediablemente por los árabes y dejó como saldo la perdida de la península del Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Oriental y los Altos del Golán.
Israel declara a Jerusalén su capital, aunque nunca fue aceptada por la ONU y desde ese momento estos territorios se consideran «ocupados» por Israel.
Donald Trump, al hacer la declaración de aceptación de Jerusalén como capital hebrea, enardece a la comunidad palestina y árabe en general y desata en medio oriente una escalada de protestas que simplemente han encendido el fuego bélico en la región.
Entre protestas y revueltas Benjamín Netanyahu, quien ve por fin el sueño israelí casi cumplido, ha exhortado a la comunidad internacional a hacer lo propio y mudar sus embajadas y consulados desde Tel Avid a lo que sólo 33 de los 86 estados que tienen misiones diplomáticas en la nación han confirmado