
El gobierno de Nicolás Maduro y el de Vladimir Putin firmaron un memorando de entendimiento para desarrollar proyectos de energía nuclear con fines civiles, en medio de las sanciones y el aislamiento internacional que sufren ambos países.
No es la primera vez que la cooperación es cuestionada
El gobierno de Venezuela, liderado por Nicolás Maduro, y el de Rusia, encabezado por Vladimir Putin, anunciaron la firma de un memorando de entendimiento. Para incrementar la cooperación en el ámbito de la “energía nuclear pacífica”, es decir, la que se utiliza con fines civiles.
Entre ellas, la generación de electricidad, la medicina o la agricultura. El acuerdo, que se firmó en Moscú, en el marco de la visita oficial de Maduro a Rusia. Contempla el desarrollo de proyectos conjuntos de investigación, capacitación, construcción y operación de instalaciones nucleares en territorio venezolano.
El acuerdo fue presentado por ambos gobiernos como una muestra de su “alianza estratégica” y de su “voluntad de cooperación” para el desarrollo científico y tecnológico de ambos países. Maduro, que agradeció el apoyo de Putin ante las “agresiones” de EEUU y sus aliados.
El acuerdo permitirá a Venezuela diversificar su matriz energética, mejorar su sistema eléctrico, impulsar su industria y garantizar su soberanía. Putin, que reiteró su respaldo a Maduro como presidente legítimo de Venezuela. El acuerdo contribuirá a la paz y a la estabilidad de la región, y que se ajusta a los principios y normas del derecho internacional.

Energía nuclear como luz para la oscuridad en Venezuela
El acuerdo también generó una reacción de polémica y cuestionamiento por parte de la comunidad internacional, de la oposición venezolana. Que lo consideraron como una amenaza para la seguridad y para el medio ambiente, y como una violación de las sanciones y de los tratados internacionales que rigen el uso de la energía nuclear.
La directora ejecutiva de Greenpeace, Jennifer Morgan, lo consideró como “un atentado contra el planeta”. Y “una violación del Acuerdo de París”, y pidió que se respete el derecho a la consulta y al consentimiento de las comunidades afectadas.

Todo un desafío para el desarrollo
El acuerdo entre Venezuela y Rusia para la cooperación en “energía nuclear pacífica” plantea la necesidad de garantizar el uso responsable y seguro de la energía nuclear. Y de evitar que se convierta en un instrumento de confrontación y de dominación. El acuerdo, que se enmarca en la relación histórica y compleja entre ambos países, es un reflejo de la situación política, económica y social que vive Venezuela, y de la posición y el rol que tiene Rusia en el escenario internacional.
Venezuela, vive una crisis política, social y humanitaria sin precedentes, tiene la posibilidad de recuperar su democracia. Su desarrollo y su dignidad. Rusia, que tiene una influencia y una responsabilidad global, tiene la oportunidad de contribuir a la paz, al progreso y al multilateralismo.