
La Operación Midas, liderada por la Oficina Nacional Anticorrupción de Ucrania (NABU) y la Fiscalía Especial Anticorrupción (SAP), ha destapado uno de los mayores escándalos de corrupción en la administración del presidente Volodímir Zelenski. La investigación, que se extendió por 15 meses, reveló una red de funcionarios, exministros y empresarios que habrían desviado al menos 100 millones de dólares mediante contratos manipulados en el sector energético.
El epicentro de la trama es Timur Mindich, empresario y exsocio de Zelenski en la productora Kvartal 95. Mindich, quien también habría sido clave en la financiación de la campaña presidencial de 2019, logró huir del país antes de ser detenido. Según las autoridades, se encuentra en Israel, y se investiga cómo logró evadir la captura.
Dimisiones y consecuencias políticas.
El escándalo ha provocado la renuncia de dos ministros: Herman Galushchenko, titular de Justicia y exministro de Energía, y Svitlana Grinchuk, actual ministra de Energía. Ambos presentaron su dimisión tras las revelaciones que vinculan a sus carteras con la empresa estatal Energoatom, epicentro del desfalco.
El Parlamento ucraniano deberá votar sus renuncias en una sesión prevista para el 18 de noviembre.
Mientras tanto, el presidente Zelenski ha ordenado congelar los activos de Mindich y su presunto cómplice, Oleksandr Tsukerman, y prohibirles toda actividad económica en el país.
Una red de poder y dinero.
La Operación Midas incluyó más de mil horas de escuchas telefónicas y permitió la incautación de grandes sumas de dinero en efectivo. Cinco de los siete implicados han sido detenidos. La red cobraba comisiones de al menos el 10 % en contratos de Energoatom, blanqueando fondos a través de empresas pantalla.
Entre los nombres mencionados figuran:
- Oleksiy Chernyshov, exviceprimer ministro, identificado en las grabaciones con el alias “Che Guevara”. Habría recibido más de un millón de dólares en sobornos.
- Ihor Myroniuk, exasesor de Galushchenko y exsubdirector del Fondo de Propiedad Estatal, acusado de enriquecimiento ilícito.
- Dmytro Basov, exjefe de seguridad de Energoatom, también señalado en las grabaciones. Su defensa niega cualquier implicación.
Impacto en la imagen internacional de Ucrania.
El escándalo estalla en un momento crítico para Ucrania, que enfrenta una guerra prolongada con Rusia y busca avanzar en su proceso de adhesión a la Unión Europea. La revelación de corrupción en el entorno presidencial alimenta la narrativa de sus adversarios y pone a prueba la credibilidad del gobierno.
El diputado Oleksander Merezhko, presidente del Comité de Exteriores del Parlamento, defendió la actuación del Ejecutivo: “Lo positivo es que contamos con instituciones independientes que están actuando. Nadie está por encima de la ley”.
Aun así, reconoció que el caso podría ser utilizado por los enemigos de Ucrania para debilitar su posición internacional.




