2024: Un año clave para la geopolítica energética mundial
2024: Un año clave para la geopolítica energética mundial

Estados Unidos: ¿Continuidad o cambio en la geopolítica energética?
El 5 de noviembre de 2024, los estadounidenses elegirán al presidente, 435 miembros de la Cámara de Representantes, 34 senadores y 11 gobernadores. Estas elecciones serán cruciales para determinar el rumbo de la geopolítica energética del mundo, que actualmente se basa en el fomento de las energías renovables, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la cooperación internacional para enfrentar la crisis climática, impulsados por el gobierno de Joe Biden.
Sin embargo, estas prioridades podrían cambiar si el candidato republicano, que según las encuestas podría ser el ex presidente Donald Trump, logra recuperar la Casa Blanca. Trump se ha caracterizado por defender los intereses de la industria de los combustibles fósiles, especialmente el petróleo y el gas de esquisto, que han convertido a Estados Unidos en el mayor productor y exportador de energía del mundo. Además, Trump ha mostrado un escepticismo sobre el cambio climático y una hostilidad hacia los acuerdos multilaterales, como el Acuerdo de París, del que retiró a Estados Unidos en 2017.
La elección de 2024 también tendrá implicaciones geopolíticas, ya que afectará a las relaciones de Estados Unidos con otros actores clave en el ámbito de la geopolítica energética, como Rusia, China, Irán, Arabia Saudita o Venezuela. Dependiendo de quién ocupe la presidencia, Estados Unidos podría adoptar una postura más cooperativa o más confrontativa con estos países, lo que influiría en la estabilidad y la seguridad de los mercados y las fuentes de energía.

Rusia: ¿El eterno retorno de Putin?
El 15 de marzo de 2024, los rusos acudirán a las urnas para elegir al presidente, que según la Constitución podrá ejercer el cargo por un período de seis años, renovable una vez. Todo indica que el actual mandatario, Vladimir Putin, que está en el poder desde 1999, se presentará a la reelección, aprovechando las enmiendas constitucionales que aprobó en 2020 y que le permiten optar a dos mandatos más, hasta 2036.
Putin ha basado su legitimidad en el fortalecimiento de la economía y la posición internacional de Rusia, que en gran medida dependen de su papel como potencia energética. Rusia es el segundo mayor productor de petróleo y el mayor exportador de gas natural del mundo, y cuenta con importantes reservas de carbón, uranio y energía hidroeléctrica. Estos recursos le han permitido obtener grandes ingresos, diversificar sus mercados, ejercer influencia sobre sus vecinos y contrarrestar las sanciones impuestas por Occidente.
Sin embargo, el modelo energético de Rusia también enfrenta desafíos, como la caída de la demanda y los precios debido a la pandemia, la competencia de otros proveedores, como Estados Unidos o Qatar, la transición hacia las energías limpias impulsada por la Unión Europea, su principal cliente, y el impacto del cambio climático en su territorio y sus infraestructuras. Estos factores podrían erosionar la capacidad de Rusia para mantener su crecimiento económico, su estabilidad política y su proyección exterior.

Venezuela: ¿El fin de la era chavista?
La crisis de Venezuela tiene mucho que ver con el colapso de su sector energético, que alguna vez fue el más próspero de América Latina. Venezuela posee las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, y el petróleo ha sido el motor de su economía y el sostén de sus gobiernos desde hace un siglo. Sin embargo, la mala gestión, la corrupción, la falta de inversiones, las sanciones de Estados Unidos y la caída de la producción y los ingresos petroleros han llevado a la decadencia de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) y a la escasez de combustible, electricidad y gas en el país.
Las elecciones de 2024 representan una oportunidad para que la oposición, liderada por Juan Guaidó, que se proclamó presidente interino en 2019 con el reconocimiento de más de 50 países, pueda acceder al poder por la vía democrática y emprender la recuperación del sector energético y del país. Sin embargo, esto no será fácil, ya que Maduro cuenta con el apoyo de la cúpula militar, de aliados como Rusia, China, Irán y Cuba, y de mecanismos de control y represión que le han permitido mantenerse en el poder a pesar de las protestas internas y las presiones externas.
Un año decisivo para el futuro de la geopolítica energética del mundo
El año 2024 será decisivo para el futuro de la energía y el mundo, ya que las elecciones en Estados Unidos, Rusia y Venezuela definirán el rumbo de tres países que son clave para la producción, el consumo y el comercio de los recursos energéticos, así como para las relaciones de poder y los conflictos entre las principales potencias y regiones. Estas elecciones estarán marcadas por la incertidumbre, la polarización y la tensión, y sus resultados tendrán consecuencias tanto para los actores directamente involucrados como para el resto de la comunidad internacional.