Una guerra civil ronda en Texas y en la mente de Joe Biden
Abbott tiene apoyo de los gobernadores republicanos, lo que parece más batalla electoral que una guerra civil en ciernes

La crisis migratoria en la frontera con México ha desatado una confrontación entre el gobierno federal y el estado de Texas, que ha tomado el control de una parte de la frontera y ha bloqueado a los agentes federales, que hace reminiscencias a un Texit o una posible Guerra Civil
Una situación con precedentes, pero alarmante
El lunes 22 de enero de 2024, el gobernador de Texas, Greg Abbott, anunció que su estado había tomado el control de una parte de la frontera con México, en el área de Eagle Pass, y que había desplegado a la Guardia Nacional y a la policía estatal para impedir el paso de los migrantes.
Abbott dijo que esta medida era necesaria para proteger la seguridad y la soberanía de Texas, ante la inacción y la negligencia del gobierno federal, que ha permitido la entrada masiva e ilegal de migrantes, muchos de ellos con antecedentes criminales o portadores de enfermedades contagiosas. Abbott acusó al presidente Joe Biden de violar la Constitución y las leyes federales, y de poner en riesgo la vida y el bienestar de los ciudadanos estadounidenses.
La decisión de Texas fue rechazada y denunciada por el gobierno federal, que la calificó de ilegal, inconstitucional y peligrosa. El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, dijo que Texas estaba interfiriendo con las funciones y las competencias de las autoridades federales, que son las únicas responsables de la gestión y el control de la frontera. Mayorkas advirtió que Texas estaba violando los derechos humanos y el derecho internacional, al impedir el acceso al asilo y al debido proceso de los migrantes, y al poner en riesgo su vida y su integridad. Mayorkas anunció que el gobierno federal tomaría acciones legales contra Texas, y que exigiría el restablecimiento del orden y la cooperación en la frontera.

Una guerra civil o una disputa política
La crisis fronteriza en Texas no es solo un problema de seguridad y de migración, sino también una disputa política e ideológica, que refleja la profunda división y polarización que existe en Estados Unidos. La política migratoria del presidente Biden, que ha revertido muchas de las medidas restrictivas y represivas de su antecesor, Donald Trump, ha generado el rechazo y la oposición de los sectores conservadores y republicanos, que lo acusan de promover una invasión y una amnistía de los migrantes, y de debilitar la soberanía y la seguridad nacional.
La crisis fronteriza en Texas también es una disputa política e ideológica, que tiene implicaciones electorales y constitucionales. El gobernador Abbott, que aspira a la reelección este año, y que se perfila como un posible candidato presidencial en 2028, ha utilizado el tema migratorio como una plataforma para proyectar su imagen y su liderazgo, y para movilizar a su base electoral, que es mayoritariamente blanca, cristiana y conservadora.
Un riesgo para la estabilidad y la democracia
La crisis fronteriza en Texas representa un riesgo para la estabilidad y la democracia de Estados Unidos, que podría derivar en una escalada de violencia y en un conflicto armado. La situación en la frontera es cada vez más tensa y volátil, con enfrentamientos entre los agentes federales y los agentes estatales, y entre los migrantes y los grupos armados que los hostigan y los atacan. La situación también es cada vez más compleja y confusa, con la intervención de otros actores, como México, que ha reforzado su presencia militar en la frontera, y otros 25 estados, que han expresado su apoyo a Texas y su disposición a enviar tropas y recursos para ayudar a contener la migración. La crisis fronteriza en Texas también representa un riesgo para la estabilidad y la democracia de Estados Unidos, que podría desencadenar una guerra civil o una secesión.
La disputa entre el gobierno federal y el estado de Texas es una expresión de la profunda crisis política e institucional que vive el país, que se ha agravado con la pandemia, la crisis económica, el cambio climático, el racismo, el extremismo y el populismo. Es una amenaza para la unidad y la cohesión nacional, que se ha debilitado con la polarización y la radicalización de la sociedad, que se ha fragmentado y enfrentado en torno a diferentes visiones y valores. También es un desafío para la Constitución y el Estado de derecho, que se han vulnerado y cuestionado por las acciones y las pretensiones de algunos actores políticos, que han socavado la legitimidad y la autoridad de las instituciones.