China endurece el control sobre los minerales de tierras raras y gana terreno en la negociación comercial con EE.UU.

El Ministerio de Comercio de China publicó recientemente el “Anuncio n.º 62 de 2025”, una medida que ha reactivado las tensiones comerciales con Estados Unidos. El documento establece nuevas restricciones a la exportación de tierras raras, minerales esenciales para la fabricación de tecnologías avanzadas como teléfonos inteligentes, vehículos eléctricos y sistemas militares.
China domina el procesamiento global de estos recursos, y bajo las nuevas normas, cualquier empresa extranjera que desee exportar productos que contengan tierras raras deberá obtener autorización del gobierno chino y declarar su uso final. Esta decisión refuerza la posición de Beijing en las negociaciones bilaterales, justo antes de una reunión prevista entre el presidente Donald Trump y su homólogo Xi Jinping.
La respuesta de Washington no se hizo esperar. Trump amenazó con imponer aranceles del 100 % a productos chinos y establecer controles sobre software estratégico. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, calificó la medida como una amenaza directa a las cadenas de suministro globales.
Expertos internacionales coinciden en que China ha utilizado los minerales críticos como herramienta de presión. Naoise McDonagh, profesora en Australia, señaló que el momento elegido por Beijing altera el calendario de negociaciones previsto por EE.UU. Marina Zhang, investigadora en Sídney, destacó que China no solo posee grandes reservas, sino también una infraestructura de procesamiento y una red de investigación muy superior a la de sus competidores.
Aunque países como Australia y Estados Unidos están invirtiendo en alternativas, el desarrollo de capacidades comparables podría tardar al menos cinco años. Mientras tanto, China mantiene el control sobre cerca del 70 % del suministro mundial de metales utilizados en imanes para motores eléctricos.
A pesar de que las tierras raras representan menos del 0,1 % del PIB chino, su valor estratégico es considerable. Según Sophia Kalantzakos, profesora de la Universidad de Nueva York, estos minerales ofrecen a Beijing una palanca inmediata para influir en las negociaciones con Washington.
Las cifras oficiales muestran que las exportaciones chinas de tierras raras cayeron más de un 30 % en septiembre respecto al año anterior. Sin embargo, los analistas consideran que el impacto económico será limitado para China, mientras que las consecuencias para la industria global podrían ser mucho más severas si el suministro se interrumpe.
En paralelo, EE.UU. ha intensificado sus restricciones al sector tecnológico chino, incluyendo el bloqueo de chips avanzados de Nvidia. Aunque estas medidas pueden ralentizar el desarrollo de Beijing, no parecen suficientes para frenar sus objetivos a largo plazo.
En este contexto, las tierras raras se consolidan como un activo geopolítico clave. China ha dejado claro que está dispuesta a asumir costos internos para mantener su ventaja estratégica, mientras que EE.UU. busca alternativas para reducir su dependencia. El equilibrio de poder en la guerra comercial podría definirse, en gran parte, por quién controle el acceso a estos minerales críticos.