Guatemala necesita ayuda para sobrevivir

Pelear por los derechos de la tierra y el agua, son una guerra en Guatemala
José Méndez subió la montaña detrás de su comunidad ch’orti’ maya de Corozal, en el este de Guatemala. Señaló una casa abandonada del dueño de la plantación que solía dirigir esta ladera.
«Justo afuera de esa casa mataron a nuestros tres compañeros, exactamente el mismo día en que el gobierno de Guatemala, nos reconoció como una comunidad indígena con derechos a la tierra».
Más arriba en la montaña, en la niebla de los campos de maíz y café, Méndez muestra un gran depósito de agua que riega los cultivos de la comunidad, así como pequeños huertos familiares de hierbas nutritivas y medicinales.
«Esto es por lo que nos sacrificamos. Recuperar nuestra tierra y nuestra agua para tener la oportunidad de sobrevivir aquí», en su país, en Guatemala.
Recabar fondos para las organizaciones indígenas en Guatemala
Haber recuperado los cultivos, los jardines, la tierra y el agua, fue gracias a la organización local Comundich, Coordinadora de Asociaciones y Comunidades para el Desarrollo Holístico Ch’orti’ Maya. Esta pequeña organización de nueve defensores a tiempo completo está logrando avances históricos.
Ya recuperó enormes extensiones de tierra ancestral para las comunidades indígenas a través de una estrategia legal innovadora que se está replicando en Guatemala y en el resto de América Central.
También organiza talleres de gobernanza, nutrición y resiliencia climática que ayudan a las comunidades a evitar el desplazamiento y la migración ante la intensificación de las sequías y tormentas.
Comundich es un ejemplo del tipo de proyecto de mitigación climática de base financiado por Global Greengrants Fund UK. Esta es una de las cuatro organizaciones benéficas apoyadas por el llamamiento de The Guardian y The Observer de justicia climática 2021.
Global Greengrants trabaja con socios internacionales a través del Fondo Clima para invertir en pequeños proyectos climáticos en todo el sur global. Comundich trabaja en condiciones duras.
Una lucha difícil y que costó muchas vidas
Guatemala se encuentra entre los 10 países ya más afectados por el cambio climático. Según afirma el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, IPCC de la ONU.
En el este de Guatemala, Comundich está «en el ojo del huracán», según Silvel Elías, profesor de desarrollo agrícola en la Universidad de San Carlos de Guatemala.
La región, parte del «corredor seco» de América Central, tiene algunas de las tasas más altas de pobreza, migración y vulnerabilidad climática en el país. En gran parte porque las comunidades indígenas son despojadas progresivamente de su territorio desde hace siglos.
Al enfocarse en la propiedad de la tierra, Comundich está abordando las raíces del problema. «En esa región, no se puede hablar de desarrollo y dejar la tierra fuera de la ecuación». Pero, explicó que, «hablar de tierra es peligroso en Guatemala».
Desde su fundación en 2004, 10 líderes de Comundich y socios comunitarios fueron asesinados y 30 están en la cárcel.
Solo en 2020, la Unidad para la Protección de los Defensores de Derechos Humanos de Guatemala documentó 15 asesinatos selectivos de defensores de derechos.
Más de 1 mil agresiones y actos de agresión. Sin contar, los más de 300 casos de criminalización, la presentación de cargos espurios por razones políticas.
Pero Comundich nunca se echó atrás. «No tienen miedo», afirma Elías, quien consulta con donantes internacionales y trabaja con grupos comunitarios en toda Guatemala.
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Pero, hay una salida a la crisis
La organización es una de las más efectivas del país debido a sus bajos gastos generales, su compromiso con la planificación a largo plazo. Aunado al liderazgo de las mujeres, y la enorme confianza que construyó con las comunidades al involucrarlas en la toma de decisiones.
Desarrolló estas fortalezas a medida que ayudó a las ciudades mayas ch’orti’ en el departamento de Chiquimula. Mientras enfrentaban la triple amenaza de desplazamiento por proyecto minero, los dueños de plantaciones locales y las autoridades del condado. Estos, buscaron apoderarse de la tierra y las fuentes de agua ch’orti’.
Comundich lo asumió todo, diseñando una estrategia legal a largo plazo con las ciudades afectadas para unir a las comunidades locales Ch’orti’.
Objetaron la mina y convencieron a los gobernadores por su reconocimiento formal como comunidades indígenas. Esto les otorgó derechos especiales a la tierra y el agua.
Méndez señaló: «Tenemos un largo camino por recorrer. Pero ahora somos verdaderamente libres». Ellos son quienes necesitan ayuda de mecenas internacionales. Para sobrevivir, al despojo, la perdida de sus derechos y la corrupción. Para no tener que emigrar al norte y prosperar en Guatemala.