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Lasso pidio democracia para los cubanos

El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, formuló este sábado un llamamiento al Gobierno de Cuba para que “inicie un proceso democrático” que favorezca a las personas que sufren en la Isla caribeña.

“Hago un llamado al Gobierno cubano para que se inicie un proceso democrático que ponga fin a esta situación” que aflige a los habitantes del país caribeño que se oponen al régimen, señaló Lasso en un mensaje difundido este sábado en su perfil de Twitter.

“Cuba merece ser libre, merece democracia”, porque la “falta de libertades y derechos políticos constituye la auténtica causa de las penas que sufren sus ciudadanos”, añadió el gobernante ecuatoriano.

“Me solidarizo con los ciudadanos cubanos que reclaman un mejor provenir, donde reine la paz social y el respeto por los derechos humanos”, enfatizó Lasso, un político y exbanquero de centroderecha.

El anuncio del presidente ecuatoriano se refiere a las serie de protestas de cubanos que tuvieron lugar en la Isla hace una semana contra el Gobierno del presidente Miguel Díaz-Canel.

El régimen de la Isla organizó este sábado una concentración masiva para dar respuesta a las manifestaciones en su contra.

Las autoridades cubanas continúan calificando de delitos penales actividades no violentas tales como las reuniones para debatir la economía o las elecciones, las cartas al Gobierno, las informaciones periodísticas sobre acontecimientos políticos o económicos, hablar con reporteros internacionales o defender la puesta en libertad de presos políticos.

Aunque el número de juicios políticos ha disminuido en los últimos años, los tribunales cubanos siguen juzgando y encarcelando a activistas de derechos humanos, periodistas, economistas, médicos y otros profesionales independientes por la expresión pacífica de sus ideas, sometiéndoles a las condiciones sumamente deficientes del sistema penitenciario cubano. Incluso a principios de 1998, cuando el Gobierno de Cuba puso en libertad a algunos presos políticos-la mayoría de los cuales habían cumplido casi toda la condena-los continuos juicios volvieron a abastecer las prisiones.

Las penas de prisión siguieron siendo una amenaza convincente para todos los cubanos que consideraban sumarse a la oposición no violenta. En el caso de cuatro disidentes detenidos en julio de 1997 y no juzgados-por incitación a la sedición-hasta marzo de 1999, con condenas de tres y medio a cinco años de cárcel, la arbitrariedad de la represión cubana alcanzó nuevos niveles.

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