Tormenta deja sin electricidad a la costa este de EEUU
La inesperada tormenta extrema causó estragos en varios estados, con fuertes vientos, lluvias, nieve y granizo.

Un escenario de caos y emergencia
La costa este de Estados Unidos fue azotada por una poderosa tormenta invernal que dejó sin electricidad a casi un millón de personas, además de provocar inundaciones, deslizamientos, accidentes y cancelaciones de vuelos.
La tormenta generó vientos de hasta 160 km/h, que derribaron árboles, postes y líneas eléctricas, causando cortes de energía masivos. Según el sitio web poweroutage.us, más de 900 mil clientes se quedaron sin luz el viernes, y algunos seguían sin servicio el sábado.
La tormenta también trajo lluvias torrenciales, que provocaron inundaciones repentinas en algunas zonas costeras y urbanas.
En Nueva York, el metro y las carreteras se vieron anegados por el agua, y se reportaron varios rescates de personas atrapadas en sus vehículos. En Boston, el nivel del mar alcanzó los 4,5 metros, el más alto desde 1978, y obligó a evacuar a algunos residentes.
Además, la tormenta produjo nieve y granizo en algunas áreas del interior, especialmente en las montañas. En Vermont, se registraron hasta 60 cm de nieve, lo que dificultó el tránsito y la remoción de los escombros. En Pensilvania, se reportaron varios accidentes vehiculares por el hielo en las carreteras, y se cerraron algunas escuelas.

Un desafío para la recuperación y la prevención
La tormenta que dejó sin electricidad a la costa este de EEUU fue uno de los eventos meteorológicos más extremos del año, que puso a prueba la capacidad de respuesta y la resiliencia de las autoridades y la población.
El fenómeno se suma a una serie de desastres naturales que han afectado al país en los últimos meses, como los incendios forestales, los huracanes y las sequías, que han causado pérdidas humanas y materiales.
La tormenta también plantea un desafío para la recuperación y la prevención de futuros impactos, que requiere de la coordinación y la cooperación de todos los niveles de gobierno, así como de la participación de la sociedad civil y el sector privado.
Se trata de un desafío que implica la restauración de los servicios básicos, la reparación de los daños, la asistencia a los afectados y la mitigación de los riesgos. Asimismo, la tormenta evidencia la necesidad de adaptarse y prepararse para los efectos del cambio climático, que, según los expertos, aumenta la frecuencia y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos.
Se trata de una necesidad que implica la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la implementación de medidas de adaptación y resiliencia, y el cumplimiento de los compromisos internacionales en materia ambiental.