Las caras sorprendidas se repiten en todos lados. Mientras, los medios muestran las terribles escenas de los disturbios en curso en Francia, resultado del tiroteo de un joven de 17 años de ascendencia argelina. Nadie se imaginaba que la situación pudiese escalar a tales circunstancias, pero fue así.
Los disturbios en Francia estallaron en el suburbio parisino de Nanterre el 27 de junio. Poco después de que la policía disparara y matara a Nahel Merzouk, de 17 años. Un conductor de reparto de ascendencia argelina, después de detener su automóvil. El oficial que disparó el tiro fatal pronto fue acusado de homicidio involuntario.
Desde entonces, los disturbios se extendieron por toda Francia a Lyon y Marsella. Incluso a las vecinas Bélgica y Suiza. Como resultado inmediato, un bombero murió y cientos de policías y gendarmes resultaron heridos.
Mientras tanto, el presidente Emmanuel Macron es ridiculizado al culpar de la violencia a los video juegos. Tiberio Graziani, presidente del Instituto Internacional de Análisis Globales Vision & Global Trends atribuyó la situación a una serie de factores. No solo la inmigración, sino la falta de integración, la historia colonial de Francia y el impuesto por Bruselas.
Francia se encuentra en el centro de un huracán que ella misma creo desde hace cientos de años
Fueron los reiterados ataques a los derechos de los trabajadores y pensionados por Macron y sus predecesores que provocan la acumulación de odios hacia el gobierno y degeneró en las protestas de los Gilets Jaunes o chalecos amarillos, de los últimos años.
«No ha habido paz social en Francia desde hace años», explicó Graziani. «El fenómeno de los llamados chalecos amarillos avergüenza a las autoridades francesas. A estas protestas, se unieron recientemente las protestas contra las políticas relacionadas con la jubilación».
El eurodiputado Gunnar Beck afirma que Francia tenía una política de inmigración «extremadamente liberal». A través de la cual, los gobiernos habrían «dejado que el problema se enconara en los llamados bidon-villes en el banlieues».
«Las matemáticas demográficas se desarrollan. Mientras, la policía y el poder judicial ya no pueden contener el problema», explica Beck. «Las poblaciones inmigrantes son una enorme carga financiera para el contribuyente francés. Mismo, que eventualmente conducirá al colapso del estado de bienestar.
«Francia es hoy un país mucho más violento y dividido que 50 o 60 años. Estos problemas solo empeorarán», comentó Eric Zemmour. El líder del partido derechista francés Reconquête advirtió: «Estamos en las primeras etapas de una guerra civil. Esta es una revuelta étnica».
Una historia con un mal principio y peor final
Beck señaló el asalto de los alborotadores a la casa de Vincent Jeanbrun, el alcalde del rico suburbio parisino de L’Haÿ-les-Roses, marcó una «nueva etapa». Durate este, la esposa del alcalde sufrió una fractura en la pierna.
«La violencia se está extendiendo desde los centros urbanos y los banlieus al resto de Francia. Ya nadie ni nada está a salvo», advirtió. «En otros países europeos con alta inmigración, como Alemania o Suecia, las comunidades migrantes aún no son capaces de coordinar y ejecutar un esfuerzo tan complejo. Sin embargo, es solo cuestión de tiempo hasta que esto suceda».
Graziani señala que la inmigración era el «caballo de batalla» del partido de Zemmour. Pero, advirtió que «lo que estamos viendo en Francia en este momento podría suceder en otras partes de Europa». «Europa en su conjunto no logró comprender el significado histórico de la inmigración, gestionar el enorme flujo de inmigrantes», subrayó el italiano.
Ambos coincidieron en que Europa no habría aprendido nada de la crisis migratoria de 2015. Cuando se vio a 2 millones de migrantes traficados de Oriente Medio y África asentados en Europa. Más de la mitad de ellos en Alemania, mientras que miles más se ahogaron en el Mediterráneo.
