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El consumo de gas preocupa a la Unión Europea

La Unión Europea (UE) prepara un recorte obligatorio del consumo de gas, en caso de emergencia, por el cese del suministro desde Moscú, por lo que los países europeos tendrán solo un par de meses para adaptarse a la situación.

Ante la perspectiva de un invierno energéticamente dramático, Bruselas se pone a resguardo y con un plan que será presentado mañana se apodera de la medida extrema de la obligatoriedad.

Según el último borrador del plan «Ahorro de gas para un invierno seguro», la reducción vinculante se activará en caso de alarma, mientras que en caso de prealarma los cortes seguirán siendo voluntarios. Pero ahora la suerte está echada.

La UE quiere estar preparada para el racionamiento y hacerlo lo antes posible. «Es imposible predecir lo que hará Gazprom, nos estamos preparando para el peor de los casos», explicó el portavoz de la Comisión, Eric Mamer.

El gigante energético ruso, después de la detención gradual del metano, podría en realidad volver a ceder moderadamente. De hecho, Gazprom -según fuentes citadas por Bloomberg- estaría lista para reiniciar, aunque con un caudal reducido, las exportaciones de gas a Europa a través de Nord Stream el próximo jueves, o al final del período de mantenimiento programado.

Para países como Alemania se trataría de una bocanada de oxígeno. Y también el precio del gas, de cara a la posible reapertura de Nord Stream, en la bolsa de Ámsterdam descendió hasta algo más de 154 euros el megavatio hora, registrando un -1,8% respecto a principios de mes.

Pero la última palabra siempre la tiene el Kremlin y nadie en Bruselas confía más en los rusos. El mantra es estar preparado y limitar el daño.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), "un corte total prolongado del gas provocaría escasez en los países de Europa Central y del Este que podrían experimentar pérdidas en términos de PIB de hasta el 6%, con un impacto significativo" también para Italia.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), «un corte total prolongado del gas provocaría escasez en los países de Europa Central y del Este que podrían experimentar pérdidas en términos de PIB de hasta el 6%, con un impacto significativo» también para Italia.

El plan de emergencia fue presentado varias veces. Si en el borrador inicial se invitaba a los Estados a obligar a las oficinas y lugares públicos a reducir el consumo de gas al mantener la temperatura en su interior a 19 grados en invierno y 25 en verano, ahora las indicaciones numéricas desaparecieron.

No obstante, existe una propuesta de normativa -por tanto, directamente aplicable y obligatoria- según la cual en caso de estado de alarma, a más tardar en marzo de 2023, los estados estarán obligados a reducir el consumo de gas.

El porcentaje es el mismo para todos, pero, en términos absolutos, la reducción se hará en función de la media ponderada del consumo de los últimos 5 años.

Y aquí es donde podría surgir el enfrentamiento. Porque hay países sobre los cuales el peso específico del corte de gas ruso será mayor. Y hay otros, como Italia, que en el pasado ya han invertido en reducir el consumo, con el resultado de que el llamado delta de mejora podría resultar más caro.

La Comisión también indicará qué sectores deben tomar medidas, en función de la relación entre el consumo de energía y la producción.

Los sectores industriales de productos como el vidrio, la cerámica y el papel podrían acabar en la mira. También se discutirá el porcentaje de participación. Por el momento, solo hay una X en el borrador del plan.

Lo cierto es que Bruselas quiere actuar con rapidez. El próximo miércoles, viernes y lunes podría haber tres reuniones de los embajadores de los 27 ante el Consejo de Asuntos Energéticos.

Al tratarse de un reglamento del Consejo, es suficiente el visto bueno por mayoría cualificada de los países, que prevé el sí del 55% de los miembros y del 65% de la población europea.

Posibles vetos de los húngaros. Pero la tensión corre el riesgo de aumentar de todos modos.
Incluso sobre los instrumentos del mecanismo de solidaridad en el momento en el que la Comisión llame a la alerta. Y el precio tope, en el plan, no está ahí. Pero el tema, aseguran fuentes diplomáticas, que confirman las tibias aperturas de los países enfrentados, será colocado por Italia en todos los simposios de autoridades.

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