Salvatore Mancuso regresa a Colombia para cumplir condena
El exjefe paramilitar Salvatore Mancuso regresó a Colombia en un vuelo de deportados para cumplir condena de 12 años

El exjefe paramilitar Salvatore Mancuso, responsable de miles de crímenes de lesa humanidad, fue extraditado desde Estados Unidos, donde purgó una pena por narcotráfico
Salvatore Mancuso, uno de los más temidos y sanguinarios líderes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). El grupo paramilitar que sembró el terror en el país durante décadas. Llegó este martes a Bogotá, extraditado desde Estados Unidos, donde cumplió una sentencia de 12 años por narcotráfico. Mancuso, de 59 años, fue recibido por agentes de la policía y de la fiscalía, que lo trasladaron a una cárcel de máxima seguridad.
Allí deberá responder por más de 1 mil 500 casos de asesinatos, desapariciones, torturas, secuestros, desplazamientos y reclutamiento de menores. cometidos al mando de las AUC entre 1997 y 2006. El ex jefe paramilitar también deberá colaborar con la justicia transicional, creada por el acuerdo de paz de 2016, que le ofrece beneficios a cambio de verdad, reparación y no repetición.

El pasado de violencia y corrupción de Mancuso
Mancuso nació en una familia adinerada de Córdoba, al norte de Colombia, y se dedicó a la ganadería. En los años 90, se unió a las AUC, una organización armada que surgió como respuesta a la guerrilla de las FARC. Contando con el apoyo de sectores políticos, económicos y militares. Las AUC se convirtieron en un ejército privado que asesinó, torturó y desplazó a miles de campesinos, indígenas, afrodescendientes. Además de sindicalistas, defensores de derechos humanos y opositores políticos, bajo el pretexto de combatir al comunismo.
Mancuso fue el segundo al mando de las AUC, y el jefe de la región de Urabá, una de las más afectadas por el conflicto armado. Bajo su mando, se perpetraron algunas de las peores masacres de la historia de Colombia, como la de El Aro, donde 15 personas fueron asesinadas y 800 desplazadas.
La masacre de Mapiripán, donde 49 personas fueron torturadas y decapitadas. Mancuso también ordenó el asesinato de líderes sociales, periodistas, jueces y candidatos presidenciales, como Álvaro Gómez Hurtado y Luis Carlos Galán. También estableció alianzas con grupos paramilitares de otros países. Como los Contras de Nicaragua y los Kaibiles de Guatemala.
Un futuro de incertidumbre y justicia
En 2003, él y otros jefes paramilitares se desmovilizaron en un proceso de paz impulsado por el gobierno de Álvaro Uribe. Quién les ofreció beneficios jurídicos a cambio de confesar sus crímenes y reparar a sus víctimas. Sin embargo, en 2008, Mancuso y otros 13 líderes de las AUC fueron extraditados a EEUU, acusados de narcotráfico. Esto generó críticas de las organizaciones de derechos humanos y de las víctimas, que vieron truncado su derecho a la verdad y la justicia.
En Estados Unidos, Mancuso se declaró culpable de narcotráfico y fue condenado a 15 años de prisión, de los cuales cumplió 12. Solicitó ser enviado a Italia, donde también tiene la ciudadanía. Pero su petición fue rechazada por las autoridades estadounidenses, que lo entregaron a Colombia.
En Colombia, Mancuso deberá enfrentar más de 40 procesos judiciales por sus crímenes de lesa humanidad. Por los que podría recibir una pena de hasta 40 años de cárcel. Sin embargo, Mancuso también podrá acogerse a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que le ofrece una pena alternativa de entre cinco y ocho años.
El regreso de Mancuso a Colombia genera expectativas y temores entre las víctimas, la sociedad y el Estado. El caso de Mancuso representa un desafío para la justicia transicional, que busca garantizar los derechos de las víctimas, Y para la reconciliación nacional, que busca superar el legado de violencia y división que dejó el conflicto armado.