El conflicto entre Israel y Palestina, que se ha recrudecido en las últimas semanas, podría tener graves consecuencias para la economía mundial, especialmente para el mercado del petróleo. Así lo advierte un informe del Banco Mundial, que analiza los posibles escenarios y efectos de una guerra prolongada en Oriente Medio.
Según el informe, una guerra de seis meses entre Israel y Palestina, que involucre a otros actores regionales como Irán, Siria o Líbano, podría reducir la producción mundial de petróleo en un 4%, lo que equivaldría a unos 3,6 millones de barriles diarios. Esto provocaría un aumento del precio del crudo de hasta un 50%, lo que supondría un costo adicional de 157 dólares por barril.
El aumento del precio del petróleo tendría un impacto negativo en la actividad económica global, al encarecer los costes de transporte, producción y consumo. El informe estima que el producto interior bruto (PIB) mundial se reduciría en un 1,9% en el primer año de conflicto, y en un 2,6% en el segundo año. Esto supondría una pérdida acumulada de 2,3 billones de dólares.
El Banco Mundial afirma la necesidad de prevenir y resolver el conflicto
Además, el aumento del precio del petróleo tendría un efecto adverso sobre la pobreza y la desigualdad, al afectar especialmente a los países más pobres y dependientes de las importaciones energéticas. El informe calcula que el número de personas que viven con menos de 1,9 dólares al día se incrementaría en 11 millones en el primer año de conflicto, y en 16 millones en el segundo año.
El señalamiento del Banco Mundial tiene como objetivo alertar a la comunidad internacional sobre los riesgos y las consecuencias de una escalada del conflicto entre Israel y Palestina, y llamar a la acción para prevenir y resolver la crisis. El informe reconoce que los escenarios planteados son hipotéticos y simplificados, pero no por ello menos posibles o preocupantes.
El análisis también propone algunas medidas para mitigar el impacto del conflicto, como aumentar la cooperación internacional, diversificar las fuentes de energía, mejorar la eficiencia energética, apoyar a los países más vulnerables y promover el diálogo y la diplomacia. Sin embargo, el informe insiste en que la mejor forma de evitar los efectos negativos del conflicto es impedir que se produzca o que se prolongue.
Así pues, el informe del Banco Mundial es un llamado de atención sobre la importancia de preservar la paz y la seguridad en Oriente Medio, no solo por razones humanitarias y políticas, sino también por razones económicas y sociales. ¿Será capaz la comunidad internacional de evitar una guerra devastadora en la región?
