El Boom económico de China

El cambio económico de China puede producir ganadores y perdedores
Afirma un refrán: “Cuando Estados Unidos estornuda, el mundo se resfría”. Eso fue hasta hace un par de años. Pero ahora, China se embarca en lo que podría ser su cambio económico de mayor alcance en décadas.
Por ello, el mundo se prepara para una prueba de cuán cierto será el aforismo para China, que enarbola actualmente a la economía más grande del planeta y el mayor comerciante.
En un discurso pronunciado en agosto, el presidente de China, Xi Jinping, subrayó sus intenciones de reorientar las prioridades económicas del país hacia lo que describe como «prosperidad común».
La frase, que desde entonces se convirtió en un eslogan omnipresente en las declaraciones del Partido Comunista de China. Aparece también en los informes publicados por los medios estatales.
Ella se refiere en términos generales, a un esfuerzo potencialmente transformador de China, por abordar la desigualdad de ingresos profundamente arraigada después de perseguir un crecimiento vertiginoso durante cuatro décadas.

La hegemonía China, hará temblar todos los niveles de la economía mundial
Los contornos exactos de la campaña siguen sin estar claros. Por lo que, la presión de Beijing durante el año pasado contra las florecientes industrias Fintech, Edutech, Inmobiliaria y de Juegos de azar de China, hiso sonar las alarmas. Sobre todo, en algunos de los sectores de más rápido crecimiento del país.
A fines de 2020, China impidió que la firma de servicios financieros Ant lanzara lo que se esperaba que fuera la mayor oferta pública inicial de la historia. El gobierno logró que sea más difícil para los promotores inmobiliarios con una deuda profunda buscar más préstamos.
Esa mecha la encendió la gigante de la construcción Evergrande, que tiene deudas superiores a los 300 mil millones de dólares, que podría colapsar y derribar al sector de la vivienda.
Beijing prohibió las compañías privadas de enseñanza con fines de lucro, poniendo patas arriba una industria de 120 mil millones de dólares. A principios de diciembre, los cambios de política borraron 1,5 billones de dólares en valores combinados de acciones.
Los analistas afirman que es probable que una serie de otras economías emergentes, desde las que alimentan el hambre insaciable de materias primas de China hasta las que dependen de Beijing para la inversión, también sientan los temblores.
El país, tiene el mayor número de multimillonarios del mundo, pero unos 600 millones de ciudadanos sobreviven con un ingreso anual per cápita apenas superior a los 1 mil 600 dólares. Es casi seguro que un reequilibrio por parte del gobierno, conducirá a «tasas de crecimiento más lentas» durante la transición.
Eso a su vez significará un menor apetito por la energía y los minerales. «Los exportadores dependientes de los productos básicos serán los más afectados por el cambio de China, y los países con una mayor diversificación podrán capear el cambio con un impacto relativamente menor», señaló Ryan Hass, miembro principal de la Brookings Institution.
No sólo de petróleo vive el planeta
Rusia, que exportó petróleo por valor de 23 mil 800 millones de dólares a China, con mucho su mayor destino de exportación, en 2020, podría sufrir particular, gravemente y en especial, con las sanciones occidentales que ya limitan el comercio de Moscú con otras naciones en áreas como la tecnología de defensa.
El mercado global de minerales también podría ser testigo de interrupciones. Venezuela, gran parte de África, Chile o Perú, son más dependiente del gigante de Asia Oriental. Dado que, el 68 por ciento del cobre, al ejemplo va a Beijing.
Sin embargo, estos números palidecen en comparación con el dominio de China en la industria del cobalto. La República Democrática del Congo es el mayor productor mundial del metal, que es un ingrediente central en las baterías de iones de litio. Y casi todo su cobalto, el 98 por ciento, va a China. «Los estados africanos ricos en recursos podrían sentir los efectos de manera más aguda», indicó Hass.