El fracaso de la máxima presión contra Venezuela
No sirvió de nada la política de «máxima presión» de Estados Unidos sobre Venezuela
Dos décadas de sabotaje, malversación y corrupción, unidos a la política de máxima presión con las sanciones estadounidenses, precipitaron el peor colapso económico moderno fuera de una guerra en Venezuela.
El país latinoamericano desgarrado por la crisis, que una vez fue considerado el más rico y estable de su región, está al borde del colapso.
Si bien el gobierno estadounidense sigue creyendo que la máxima presión, pondrá de rodillas al gobierno de Maduro, cada vez hay más señales de que están fallando y, de hecho, fortalecieron su posición.
Esto está respaldado por los eventos que ocurrieron desde que comenzó la política de máxima presión, fueron intensificadas por la administración Obama en 2015.
Obama señaló a Venezuela como una «amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos».
La máxima presión no es una política inteligente
Inesperadamente, la política de máxima presión del ex presidente Trump, que vio a su administración promulgar las sanciones más duras contra Venezuela. Lo que cerró al país de los mercados internacionales de energía, fracasó.
Incluso el colapso de la economía de Venezuela debido a las duras sanciones de Estados Unidos contra el país latinoamericano. Sirvió de poco o nada para erosionar el control de Maduro sobre el poder.
El último evento que destaca la fuerza del control de Maduro en el poder se convirtió desde esa declaración en la reciente victoria arrolladora del partido gobernante en las elecciones regionales.
Ese éxito esencialmente destruyó la legitimidad del presidente interino, reconocido de Washington, Juan Guaidó. Este, no solo perdió su liderazgo del cuerpo legislativo sino su escaño.
Como resultado, la Unión Europea dejó de reconocer a Guaidó como el presidente interino legítimo de Venezuela, y en su lugar otorgó el título de interlocutor privilegiado.
Un recurso que causa más problemas y no resuelve nada
Las políticas de máxima presión estadounidense tienen una larga historia de no iniciar un cambio de régimen. A menos que vayan acompañadas de otras formas de presión colectiva, incluida la acción militar.
De hecho, las sanciones tienden a fortalecer a los gobiernos autoritarios al aumentar la escasez de bienes y servicios. Que otorga un mayor control a las autoridades para su provisión y distribución, al tiempo que proporciona un chivo expiatorio útil para las dificultades que crean.
Las duras sanciones de Estados Unidos precipitaron el colapso económico de Venezuela. Uno que reforzó el poder del régimen de Maduro, convirtiéndolo en el proveedor clave de bienes y servicios esenciales.
