Otro episodio de violencia policial contra una persona afroamericana se registró en Estados Unidos, esta vez, contra una niña de una escuela secundaria, que mantenía una riña con un compañero durante un recreo.
El video tomado por una cámara de seguridad de la Lincoln Middle School muestra a la niña, con jeans y una sudadera de colores, aplastada contra el suelo por un oficial, que le presiona la espalda y el cuello con su rodilla durante más de 20 segundos mientras la esposa.
Se trata de otro episodio de violencia policial por parte de la policía estadounidense que corría el riesgo de terminar en tragedia, como en el caso de George Floyd y muchos otros antes y después de él.
Esta vez la víctima, afortunadamente sobreviviente, es una niña afroamericana de 12 años que se encontraba en la cafetería de su escuela secundaria en Kenosha, Wisconsin.
En el vídeo se puede ver a la estudiante empujando a una compañera. Una riña de recreo entre adolescentes, como tantas otras. No para el agente Shawn Guetschow, de 37 años, quien decidió intervenir apartando primero al otro estudiante y luego arrojando a la niña al suelo.
La inmovilizó y empezó a presionarle el cuello con la rodilla durante «más de 20 segundos», denunció su abogado.
Luego la levantó violentamente del suelo, la esposó y la arrastró. El oficial no estaba de servicio policial en ese momento, pero trabajaba a tiempo parcial como guardia de seguridad en la escuela secundaria Lincoln, cargo al que renunció. No obstante, no recibió ninguna suspensión, de momento, por parte de la Policía local.
El episodio es una demostración más de que entre la policía estadounidense existe un uso generalizado y desproporcionado de la violencia, como muestra claramente el vídeo.
El policía se lanza con exagerada furia a sofocar una riña entre adolescentes que tienen la mitad de su tamaño. El padre de la niña, Jarel Pérez, dijo a la prensa que «su hija está muy traumatizada y ya no quiere ir a la escuela».
El abogado de la familia denunció «la violencia cruel y despiadada contra una joven» y pidió a la policía que despidiera de inmediato al agente.
El tema de una reforma profunda de la policía en Estados Unidos también había resurgido hace unos días cuando salió a la luz otro caso inquietante, el de Edward Bronstein.
Era un hombre blanco de 38 años, arrestado por un control policial en California en marzo de 2020 y asesinado por asfixia por agentes que le presionaron sin piedad las rodillas en la espalda mientras repetía «No puedo respirar».
La misma frase que dos meses después, en mayo del mismo año, pronunció por última vez George Floyd, el afroamericano de 46 años asesinado por la policía en Minneapolis y convertido en el símbolo de las protestas del movimiento «Black Lives Matter» contra la brutalidad de los agentes.
