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Intercambio de prisioneros políticos entre Maduro y Biden

Los dos países liberaron a nueve prisioneros, entre ellos Alex Saad, en un gesto de acercamiento diplomático

Un acuerdo inesperado y polémico

El gobierno de Venezuela y el de Estados Unidos sorprendieron al mundo al anunciar un acuerdo para liberar a nueve prisioneros, que estaban detenidos en ambos países por motivos políticos. El acuerdo se produjo tras meses de negociaciones secretas, que contaron con la mediación de Noruega y México, y que se enmarcan en el proceso de diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana.

El acuerdo implica la liberación de siete ciudadanos estadounidenses prisioneros en Venezuela. Entre ellos cinco exdirectivos de la petrolera Citgo, filial de la estatal PDVSA. Acusados de corrupción y condenados a penas de entre ocho y 13 años de cárcel. También se liberó a un exmarine y un empresario, que fueron procesados por terrorismo y espionaje.

A cambio, el gobierno de Joe Biden liberó a dos ciudadanos venezolanos que estaban presos en Estados Unidos, condenados por narcotráfico. Se trata de los sobrinos de la esposa de Maduro, Cilia Flores, capturados en Haití en 2015 por agentes de la DEA, y que recibieron una sentencia de 18 años de prisión en Nueva York. Biden les concedió el perdón presidencial, una medida excepcional que solo se ha aplicado a otros tres casos en la historia de EE.UU..

El acuerdo se celebró en ambos gobiernos como un gesto de buena voluntad y de respeto a los derechos humanos, que podría abrir una nueva etapa de acercamiento diplomático, tras años de tensión y hostilidad. Sin embargo, el acuerdo también generó críticas y cuestionamientos por parte de algunos sectores políticos y sociales, que lo consideraron una concesión indebida y una traición a los principios democráticos.

Intercambio de prisioneros.
La Casa Blanca dijo en las últimas semanas que esperaba ver avances en la liberación de prisioneros si continuaba con el alivio de las sanciones a Caracas.

Un contexto de crisis, prisioneros y conflicto

El acuerdo se produjo en un contexto de crisis y conflicto en Venezuela, que atraviesa una profunda situación económica, social y humanitaria, que se ha agravado por la pandemia del coronavirus, las sanciones internacionales y la falta de legitimidad política. Según la ONU, más de cinco millones de venezolanos han abandonado el país en los últimos años, huyendo de la escasez, la inflación, la violencia y la represión.

El acuerdo también se produjo en un contexto de diálogo y negociación entre el gobierno de Maduro y la oposición venezolana, que se inició en agosto en México, con el apoyo de Noruega y de varios países de la región. El diálogo busca alcanzar una solución pacífica y democrática a la crisis, que incluya la celebración de elecciones libres y transparentes, el levantamiento de las sanciones, la liberación de los presos políticos y la atención a la emergencia humanitaria.

El acuerdo también se produjo en un contexto de cambio y redefinición en las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos, que se han deteriorado desde la llegada al poder de Hugo Chávez en 1999, y que se han tensado aún más desde el reconocimiento de EE.UU. al líder opositor Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela en 2019. El acuerdo podría suponer un paso hacia la normalización de los vínculos diplomáticos, que están rotos desde 2019, y hacia la flexibilización de las sanciones, que han afectado a la economía y a la población venezolana.

Menos tensiones y más paz y democracia

Ahora, el acuerdo plantea un desafío para la paz y la democracia en Venezuela, que depende de la voluntad y la disposición de las partes para avanzar en el proceso de diálogo y negociación, que aún tiene muchos obstáculos y dificultades. El acuerdo también implica un compromiso y una responsabilidad de la comunidad internacional, que debe acompañar y apoyar los esfuerzos por encontrar una salida pacífica y democrática a la crisis, y que debe respetar la soberanía y la autodeterminación del pueblo venezolano.

El hecho representa una oportunidad y una esperanza para los venezolanos, que han sufrido las consecuencias de la crisis y del conflicto, y que aspiran a recuperar la estabilidad, la prosperidad y la libertad en su país. El acuerdo también refleja una necesidad y una demanda de los venezolanos, que han reclamado el respeto a los derechos humanos, la liberación de los presos políticos, el cese de la violencia y la represión, y la celebración de elecciones justas y legítimas.

Fuente
LaOpinionDWElPais

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