La posible invasión rusa a Ucrania genera tensiones

Desde hace tres días los ministros ucranianos se alternan para repetir que no existe una amenaza inmediata de invasión rusa, mientras los funcionarios estadounidenses insisten en decir que el peligro existe.
Empero, ninguno se esperaba un choque público al máximo nivel, como el ocurrido en las últimas horas que tuvo como protagonistas a dos presidentes, el estadounidense Joe Biden, que lanzó la alarma por una probable invasión en febrero, y el ucraniano Volodymir Zelensky, que lo desmintió ante los medios internacionales, invitándolo a no desencadenar el «pánico».
Las dudas acerca de la oportunidad de elevar el nivel del desafío a Rusia, que hasta ahora parecían ser en los hechos el camino solo entre algunos aliados europeos -primero de todos Alemania- se difunden también en Kiev.
En tanto, el presidente francés, Emmanuel Macron, que encabeza el semestre europeo, se desmarca de la línea estadounidense con un coloquio telefónico con Vladimir Putin durante el cual los dos se declararon «de acuerdo» en la «necesidad de una desescalada» y una «prosecución del diálogo» sobre Ucrania.
Washington logra un importante punto a su favor en el tema que más está presente en el corazón de los europeos, el gas.
En una declaración conjunta, Biden y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aseguraron que las dos orillas del Atlántico están trabajando juntas para garantizar «suficientes y tempestivos suministros a la UE desde diferentes fuentes en el mundo», en el caso de una eventual interrupción del gas ruso, si tiene lugar un embargo occidental o suspendido por represalias de Moscú.
Un proyecto en el que Biden forjó y volvió a forjar en los últimos días, diciéndose listo para aumentar las ventas a Europa de gas licuado estadounidense y de otros países, particularmente Qatar.
Biden se muestra seguro acerca del hecho de que su línea será la ganadora, tanto que su Administración ya informó a algunos de los mayores bancos de Wall Street -Bank of America, Citigroup, Goldman Sachs e JPMorgan- de lo que podrían ser las sanciones a Rusia.
Empero, ¿El jefe de la Casa Blanca conseguirá mantener unido al frente occidental?. La tarea no será fácil, como lo demuestran ciertos acontecimientos de la jornada. Entre ellos, el anuncio de una visita que el premier húngaro, Viktor Orban, hará el martes a Moscú con el explícito intento de aumentar el volumen de gas importado de Rusia.
Pero más alarmante para la Casa Blanca fueron, quizás, las palabras elegidas por el Eliseo para describir la conversación de una hora entre Macron y Putin. París opinó que el jefe del Kremlin «no expresó alguna intención ofensiva» y «dijo muy claramente que no buscaba el enfrentamiento».

Una interpretación muy diferente de la sostenida por Biden en su larga conversación telefónica del jueves en la noche con Zelensky, en la que reiteró el peligro inminente y «concreto» de una invasión rusa.
El mandatario ucraniano, preocupado por los efectos psicológicos sobre la población de estas alarmas, y el impacto devastador que podría tener en la frágil economía del país, expresó su mal humor en público y sin medias tintas.
Ciertamente -dijo- la amenaza rusa existe, pero no es más grave de aquella de la primavera de 2021 cuando Moscú desplegó por primera vez sus tropas no lejos de la frontera. Y, en cambio, si se escuchan a ciertos «respetables jefes de Estado» parece «que ya existe una guerra en todo el país».
Obvio -agregó Zelensky- que además Rusia debe hacer su parte para buscar una desescalada, esto es «demostrar» que no piensa en una invasión.
Moscú, por su parte, parece intencionada en mantener un verdadero suspenso en vista de las próximas confrontaciones diplomáticas con Estados Unidos, la primera de las cuales debería tener lugar «en un par de semanas», según el canciller ruso, Serguei Lavrov.
En las últimas horas, por ejemplo, anunció la puesta en estado de alerta de las fuerzas para la defensa antiaérea equipadas con misiles S-400 en la región de Moscú. Y tampoco contribuyeron para suavizar las tensiones las palabras de Putin que, como Lavrov, denunció como Estados Unidos y la OTAN han «ignorado» las preocupaciones de Moscú en su respuesta a los pedidos rusos de garantías de seguridad.