La oportunidad que Biden desperdició

La cumbre de las Américas: fue una oportunidad desperdiciada en un momento crítico
Una oportunidad perdida, un fiasco, un fracaso, una decepción: estas son solo algunas de las formas en que analistas políticos y líderes de América Latina y el Caribe describen la Cumbre de las Américas, organizada por el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden.
Ya, antes de que comenzara la cumbre, el tema principal de conversación no era cómo abordar los desafíos comunes clave, como la migración o el cambio climático. Sólo se hablaba de la oportunidad de que no todos podrían asistir.
Tampoco se trataba de cómo Estados Unidos aprovecharía una oportunidad única para volver a encarrilar su relación con América Latina. En especial, después de cuatro años de abandono bajo el ex presidente Donald Trump.
En cambio, lo que fracturó el lugar en el que los jefes de las Américas pueden sentarse cara a cara, pero esa fue la decisión de Biden. Quien perdió una oportunidad de oro, al excluir a los presidentes de tres naciones.
Biden pierde la oportunidad, la hegemonía y se distancia más de la región
No es un tema de apoyo a los esos países o a sus presidentes o dictadores. Ya, la mayoría de los países de la región los consideran autoritarios y antidemocráticos, al igual que Washington.
Pero al excluir unilateralmente a tres naciones fue todo un error. Biden argumentó que no cumplen con los requisitos democráticos necesarios. «Fue un error y lo diremos en la cumbre», explicó el presidente de Chile, Gabriel Boric, a su llegada a Los Ángeles.
«Nadie puede salvarse solo. Tenemos que aunar esfuerzos para lograr un mejor desarrollo. Tenemos derecho a decir no, a esa exclusión. Ese no es el camino”.
“Históricamente nunca se logró resultados. Y cuando Estados Unidos intenta excluir a ciertos países, en última instancia solo sirve para reforzar sus acciones de líderes en casa».
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, advirtió a Biden que boicotearía la cumbre, lo que provocó súplicas de la Casa Blanca.
Y el líder mexicano cumplió su amenaza y se quedó en casa, al igual que representantes de Honduras, Guatemala, El Salvador, Bolivia y varias naciones caribeñas.
Tal desaire subraya cuánta influencia de Estados Unidos disminuyó en su propia región. Biden aceptó mantener conversaciones bilaterales con su homólogo brasileño, para que asistiera.
Una idea equivocada y una política rancia y desacertada
Pero, ¿cómo espera Biden manejar una crisis migratoria sin precedentes en las Américas?, ¿Cuándo Venezuela, un país con más de seis millones de migrantes, no es parte de la conversación? Tampoco lo son Cuba y Nicaragua.
Los acontecimientos recientes sugieren que tal visión no solo es miope, sino contraproducente para los intereses estratégicos de Estados Unidos. Y así seguirán, si Biden no da un giro a su política exterior con sus vecinos.
Biden y otros líderes regionales podrían haber utilizado el foro para responsabilizar a Nicaragua, Cuba y Venezuela sobre los derechos humanos y las elecciones. Y también podrían haber intentado avanzar en objetivos compartidos.