Namibia hace historia: el único país donde tres mujeres lideran los máximos cargos del gobierno

Namibia ha marcado un hito global al convertirse en el primer país del mundo donde tres mujeres ocupan simultáneamente los cargos más altos del gobierno: la presidencia, la vicepresidencia y la presidencia del Parlamento. Este logro histórico se consolidó con la elección de Netumbo Nandi-Ndaitwah como jefa de Estado, quien obtuvo el doble de votos que su rival más cercano, rompiendo con décadas de dominio masculino en la política africana.
Además de este trío en la cúpula, ocho de los catorce ministerios están dirigidos por mujeres, incluyendo áreas clave como finanzas, salud, educación y relaciones exteriores. Para Nandi-Ndaitwah, este avance no solo representa una victoria personal, sino una oportunidad para demostrar que el liderazgo femenino puede ser tan eficaz como el masculino. “Quiero ser juzgada por mis méritos, no por mi género”, declaró en entrevista con la BBC.
Una trayectoria marcada por la resistencia
Nandi-Ndaitwah, conocida como “NNN”, nació en 1952 en una aldea del norte de Namibia. Desde joven se involucró en el movimiento de liberación Swapo, enfrentando el régimen de ocupación sudafricano. Fue encarcelada por su activismo y vivió en el exilio antes de formarse académicamente en Reino Unido, donde obtuvo títulos en administración pública, relaciones internacionales y estudios diplomáticos.
Tras el reconocimiento de la independencia de Namibia en 1988, regresó al país y ocupó diversos cargos ministeriales. Fue pionera en la defensa de los derechos de las mujeres y promovió leyes clave como la de lucha contra la violencia doméstica. Aunque no se identifica como feminista, ha sido una figura central en la transformación política del país.
Retos estructurales y memoria histórica
A pesar de sus avances institucionales, Namibia enfrenta desafíos profundos. Con una población de tres millones, es uno de los países más desiguales del mundo. El 70 % de las tierras agrícolas sigue en manos de ciudadanos blancos, que representan apenas el 1.8 % de la población, según el censo de 2023. La reforma agraria sigue siendo una tarea pendiente.
Otro tema sensible es el legado del genocidio cometido por Alemania entre 1904 y 1908 contra las comunidades Ovaherero y Nama. Aunque Berlín reconoció formalmente los hechos hace cuatro años y ofreció ayuda para el desarrollo, Namibia rechazó el acuerdo por no incluir reparaciones ni una disculpa oficial. Las negociaciones continúan, pero muchos activistas consideran insuficiente la propuesta alemana.
Además, el desempleo juvenil alcanza el 44 %, lo que representa una amenaza para la estabilidad social y económica del país. Nandi-Ndaitwah ha reconocido estos retos y afirma que “nada está acordado hasta que todo esté acordado”, en referencia a las demandas históricas aún sin resolver.
Un liderazgo que inspira
Más allá de la política, Nandi-Ndaitwah mantiene una vida sencilla: cocina, cuida a sus nietos y disfruta del campo. Su estilo cercano y su firmeza en temas de gobernanza han convertido su figura en símbolo de cambio. Aunque el camino por delante es complejo, Namibia ya ocupa un lugar destacado en la historia por demostrar que el liderazgo femenino puede transformar estructuras profundamente arraigadas.