¿Tiene el Amazonas las horas contadas?

Nos estamos quedando sin tiempo para salvar el Amazonas
Con la deforestación en aumento, los científicos están dando la voz de alarma sobre una catástrofe ecológica inminente del Amazonas.
La región más biodiversa del planeta está amenazada. La destrucción del Amazonas tendría consecuencias nefastas para todo el planeta, según científicos y ambientalistas.
La deforestación se aceleró en los últimos años, y en un momento dado, el Amazonas estaba perdiendo el equivalente a tres campos de fútbol cada minuto, según un informe basado en imágenes satelitales.
Los críticos culpan a las políticas del presidente brasileño Jair Bolsonaro por la creciente amenaza a la selva tropical. Y en los últimos meses comenzaron una campaña para responsabilizarlo penalmente por la destrucción del Amazonas.

Malas noticias para el Amazonas, pero peores para el mundo
«El hecho es que nuestro presidente no ve ningún valor en el Amazonas. Y menos en la gente de la selva lluviosa o en la naturaleza misma», afirmó el agrónomo brasileño Luis Fernando Guedes Pinto.
El Amazonas es esencial para la salud de nuestro planeta y para nuestra supervivencia como especie. A través del poder de la ciencia y la tecnología, el conocimiento tradicional de los pueblos locales se busca crear soluciones de conservación innovadoras.
Estas soluciones deben equilibrar las necesidades de las personas y la naturaleza. A pesar de su importancia reconocida a nivel mundial, la deforestación sin control está llevando a la Amazonía más cerca de su «punto de inflexión».
Este punto, señala el momento donde la selva ya no podrá generar sus propias lluvias y apoyar sus ecosistemas. Ese punto de inflexión, se está acercando inexorablemente.
Mientras varios grupos buscan desactivar las fuentes de financiación para la deforestación. Nuevos objetivos para muchas personas, afirman trabajar para preservar los hábitats de los que dependen el mundo y el clima.
Mientras que el gobierno de Brasil, crea leyes que permiten la deforestación, los países vecinos, regulan y protegen la selva tropical. No de manera activa, pero creando un precedente, que deja a Jair Bolsonaro, como lo peor que le ocurrió a Brasil o al menos al Amazonas.