La carta de los científicos de Cuba a Biden
Casi 10 mil personas firmaron ya, la carta abierta sobre la pandemia que científicos cubanos le enviaron a Biden
Con casi 10 mil firmas de científicos, médicos y ciudadanos de más de 160 países participan en la carta abierta dirigida al presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, desde el 15 de julio. La misiva nació por las declaraciones del presidente demócrata, sobre el manejo de la pandemia de Covid-19 en Cuba.
Personas del país caribeño y del resto del mundo respondieron a la convocatoria del grupo empresarial de las industrias biotecnológica y farmacéutica de Cuba. Una invitación a firmar masiva de acceder y firmar de forma electrónica el texto disponible en el link www.cienciacubana.cu
El pasado 15 de julio, en una alocución, el presidente Biden consideró a Cuba, no sólo de ser un “Estado fallido”, sino que descalificó la capacidad de la isla, de su ciencia y su sistema de salud, para dar respuesta a los desafíos de la pandemia de Coronavirus a carta cabal.
Para entonces, Cuba enfrentaba, un levantamiento en sus principales ciudades. Uno que llevó a la calle a miles de cubanos a protestar por la debacle económica que enfrenta la isla, y por la carencia de servicios públicos, alimentos y medicamentos.
Más allá de la intención de la carta, está un trasfondo político innecesario contra la pandemia
En un discurso de Joe Biden del 15 de julio, este afirmó que Cuba era un “estado fallido”, porque, a su parecer, habría tenido un pobre manejo de la pandemia. No obstante, durante su primer año de gobierno, no señaló a ningún otro país de Latinoamérica, de allí el nacimiento de esta carta.
Con la anuencia de las relaciones diplomáticas, sólo México y algunos países de Centroamérica, recibieron tal ayuda. Pero más allá de lo evidente y haciendo un paralelismo, en esos países las campañas son débilmente efectivas.
No hay que hacer paralelismos, porque son odiosos, pero Cuba ya vacunó, por sus propios medios a más del 40% de sus 11 millones de ciudadanos.
Es cierto que el ataque de las nuevas variantes, entre ellas la Delta, por ser la más violenta de todas, puso en jaque cualquier operativo. Pero la región, con mejores o peores resultados, la enfrenta, con los pocos medios que tiene.
Países con más recursos que Cuba y en ellos destacan Brasil o Chile, no pudieron responder a las nuevas variantes con velocidad. Y otros países más pobres como Haití, Belice, Guyana o Surinam, apenas están dando respuesta desde mediados de este año a la primera ola.
Pero estos estados, no están en la mira política demócrata de Joe Biden o de los republicanos de Trump. Por el contrario, son simplemente borrados u obviados de los señalamientos.
Hace tan sólo un par de semanas, el premier de San Vicente recibió una pedrada por querer vacunar a sus ciudadanos obligatoriamente. Y actualmente, países como Colombia no alcanza aún a Venezuela en cantidad de vacunaciones. Pero la carta ya se refiere al tema.
Más allá de los posibles éxitos, Chile y Argentina enfrentan un aumento desmedido de casos y confinamientos. Luego de haber vacunado porcentajes importantes de su población, no logran zafarse del virus. Y países pequeños y con poca población como El Salvador, Uruguay, Belice, los estados caribeños o Paraguay, no pudieron cumplir sus metas.
Para la pandemia, la ciencia no es política y viceversa
Esta máxima no es equidistante, aunque si equivalente a la situación actual. Los gobiernos se pelean una supremacía yerma, mientras la población padece de su olvido.
Los bloqueos, no han sido efectivos en el caso de Cuba después de 60 años. Tampoco funcionaron en Venezuela en 20 años de gobierno bolivariano. Y no se trata de la fuerza de estos, sino más bien, a que los países tienden a hacerse autosustentables en la medida que se les bloquea.
No se puede dar por ganador a ninguno, porque todos han sido fallidos y todos parecen haber dado su máximo esfuerzo. La carta no refleja una condición de desinformación, sino más bien, pragmatiza el adoctrinamiento, de quienes también hacen su parte por acabar con la pandemia.
No se deben señalar los unos a los otros acusadoramente, porque, en este momento, la política, no sólo tiende a parecer banal, sino más bien ineficaz e irreal. La ciencia debe unificarse, para dar una respuesta contundente, sin importar que sea china, europea, norteamericana o simplemente cubana.
